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Muchas veces sentimos y observamos que la ayuda que ofrecemos no «llega» allí donde estaba puesta la mirada y dejan de obtenerse  los resultados esperados.

Os dejo una serie de artículos que espero sean de vuestro interés:

Mi hijo, mi confidente

Una dinámica muy común, a la par que perjudicial y poco saludable de los padres hacia los hijos, es criar y tratar al niño como un amigo o «compañero» de los padres. Se trata de un desorden que por supuesto tiene consecuencias negativas tanto para los padres como para los niños, ya que el hijo debe asumir responsabilidades que no le competen.

Un niño necesita ser eso, un niño. No un «compañero» o un «confidente» de mamá o papá.Necesita sentir que sus padres son fuertes y capaces. Saberse sostenido él y no a la inversa.

«Para que un niño pueda ser alegremente un niño, los padres no deben contarle nunca nada que ataña a su relación de pareja. Eso es algo que no les incumbe en absoluto y que deben resolver los adultos por sí mismos.

Cuando un niño puede disfrutar de ser sólo un niño, respira, se libera y  se permite ser feliz.

Un niño siempre se sentirá superado por este tipo de información. ¿cómo se va a sentir un niño que su madre le cuenta que su padre ha conocido a otra mujer y que de vez en cuando pasa la noche con ella?¿cómo esperamos que reaccione ante una frase como «Papá le ha hecho mucho daño a mamá«?¿Adónde debe acudir el niño con todo su miedo y su amor? En ese momento no pude recurrir a su madre, que necesita más apoyo del que puede dar, mientras que al padre le han colgado la etiqueta de malo de la película.

Los niños son siempre los más débiles en el sistema familiar y, sin embargo, deben cargar a menudo con el bulto más pesado»

INGRID DYKSTRA «Niños que heredan el destino familiar»

 Nosotros los adultos somos los responsables de solucionar  nuestras carencias.

¡Ayudemos a los niños a vivir lo más  plenamente  posible su infancia!