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Muchas veces sentimos y observamos que la ayuda que ofrecemos no «llega» allí donde estaba puesta la mirada y dejan de obtenerse los resultados esperados.
Os dejo una serie de artículos que espero sean de vuestro interés:
PENSAMIENTOS Y EMOCIONES- El radar de mi sentir
Cada vez que un estado emocional se presenta, RABIA, TRISTEZA, MIEDO, ALEGRÍA unos segundos antes hemos tenido un pensamiento sobre la situación concreta que ha desencadenado esa emoción. Este pensamiento generador puede provocar una emoción útil, adaptada y proporcionada al momento. O por el contrario, puede despertar una herida mal cerrada del pasado provocando una reacción emocional no útil, desproporcionada y que provoca un bucle mental en la persona impidiéndole actuar para solucionar el problema.
Cuando siento un MIEDO «real» es porque un pensamiento adaptado me ha avisado de un peligro. Soy capaz de identificarlo y tomar las precauciones necesarias para ello. Pongamos el ejemplo de un animal salvaje que puede atacarme, primero pienso «estoy en peligro», segundo siento miedo, y por último me protejo y actúo. Ese MIEDO es primario, me ayuda a adaptarme y me lleva a la acción. No perdura en el tiempo.
Sin embargo, si observo que a menudo siento miedo con situaciones o personas. Incluso podríamos decir que mi rasgo característico de la personalidad es «ser miedoso» , me protejo constantemente, me angustio pensando «por lo que pueda pasar»…ahí mi emoción no es adaptativa, no soluciona nada y se mantiene en el tiempo causando mucho sufrimiento. Nos habla de que ese miedo pertenece al pasado ( trauma, ancestro, emoción tapadera que sirve para no mostrar la que ha sido censurada en nuestra infancia…) y provoca una reacción desproporcionada en mí.
Vamos a ver que hay emociones que vivimos muy a menudo y otras que apenas experimentamos y comprenderemos por qué y cómo «soltarlas».
Tanto la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, y todas sus variables pueden estar muy presentes en nuestra vida cotidiana impidiéndonos vivir de un modo más libre y dichoso. O por el contrario, presentarse momentáneamente y permitirnos pasar a algo nuevo…
Por lo tanto, las emociones no son malas ni buenas, más bien podríamos decir que son primarias o secundarias. Es decir, o me permiten resolver una situación e informarme de algo real o resultan improductivas para mi vida y no resuelven nada.
Las emociones están ahí porque tienen su función, mostrarnos lo que conviene «soltar» o adaptarnos al momento presente. De ahí que resulte tan difícil el deseo de «controlarlas» con métodos como: tratar de pensar en otra cosa, presionarnos a tener pensamientos positivos…etc.
De modo que la pregunta ahora sería, este miedo, rabia, tristeza o alegría ¿me permiten avanzar o me frenan?
¡Vamos a averiguarlo!